EL TORO DE CORIA YA ESTÁ EN EL CORREDOR DE LA MUERTE
Quedan pocos días para que Coria, una Localidad situada en la Provincia de Cáceres, celebre las Fiestas de San Juan y con ellas, como cada año, lo más atractivo y esperado para unos cuantos autóctonos y foráneos: el denominado Toro de Coria. En realidad no se trata de uno, sino de varios los animales que durante estos festejos - que por cierto están declarados de interés turístico - serán acosados, maltratados y asesinados para regocijo de muchos de los presentes y también para dolor de algunos asistentes, testigos indispensables y dolientes de aquella tortura con el objeto de poder informar sobre lo que allí ocurre y por supuesto de incógnito, ya que manifestarse contrario a esa salvajada en aquel lugar es asegurarse insultos, amenazas y agresiones. Quien es violento con los animales no se vuelve de pronto piadoso con las personas, una realidad que los estudios médicos avalan, las pruebas demuestran y los legisladores prefieren ignorar, en un nuevo alarde de pusilanimidad y sordidez política.
En una información acerca de los horarios de las fiestas indica que “la hora de la muerte del primer toro de la tarde dependerá del juego que dé en las calles”. ¡Es un juego!, un pasatiempo sangriento, sádico y brutal, pero asumido como un entretenimiento en definitiva; así consideran en Coria las instancias oficiales y sus seguidores esta cruenta tradición, como una diversión apetecida, necesaria y probablemente, en el colmo de la majadería, creen que les dignifica como transmisores de cultura. La cultura de la atrocidad y de la muerte, en la que se asienta necia y miserablemente la defensa de ésta y de otras muchas costumbres infames con padecimiento animal incluido todavía existentes en nuestro País.
Y tienen el cinismo de rematar ese documento informativo con la siguiente frase: “El toro es el protagonista de las fiestas, no lo maltrates e impide que otros lo hagan”. ¿Qué es esto?, ¿el absurdo de la mano de la brutalidad?, ¿un sarcasmo macabro?, ¿o tal vez una simple fórmula metida a la fuerza allí donde jamás podrá encajar, añadida porque la ley les obliga a considerar ese extremo?. La misma Ley que en España prohibe maltratar cruelmente animales pero que excluye de su cumplimiento a “los espectáculos autorizados”. Las excepciones a los crímenes, Señores legisladores, siguen siendo crímenes. La sangre de los toros que este mes morirán a manos de unos cuantos brutos en Coria, la de estas “salvedades” cuyo organismo es exactamente igual al de aquellos sí contemplados en las disposiciones legales, encanalla su Norma, envilece su honradez moral como gobernantes, menoscaba su dignidad como seres humanos y es la evidencia de que su preocupación por el bienestar de los animales es tan solo una farsa burda y abominable.
SIN PALABRAS.....