miércoles, 28 de mayo de 2008

CONTRA LAS "FIESTAS" TAURINAS

A pesar del empeño al unísono de todos los medios de comunicación por hacernos creer en el espíritu de la transformación milenarista, nuestra sociedad arrastra los peores prejuicios, tabúes y comportamientos que el ser humano halla tenido nunca.

Mientras a algunos se les llena la boca con "la construcción de la Europa solidaria" y la "abolición de fronteras", se están destinando miles de millones de pesetas en construir muros, torres de vigilancia y alambradas en Ceuta y Melilla para evitar que Europa se "contamine".

Asímismo, mientras se habla del descenso del paro y de lo bien que marcha la economía no se dice nada de las condiciones de semiesclavitud laboral, ni del millón de personas que viven en chabolas sin agua ni luz en esta península.

De igual manera, todo el mundo en este país se considera "desarrollado" o avanzado tanto económica como éticamente, pero no se tiene ningún pudor en reivindicar la sangre y la muerte ajena como objeto de diversión saludable.

A la vez que prohibimos, poniendo el grito en el cielo, la emisión de películas y dibujos animados violentos en horas de audiencia infantil para preservar sus inocentes sensibilidades, no se duda en enfocar los cadáveres, matanzas (o en su defecto restos de sangre) en los telediarios de cualquier canal y hora, ni en programar corridas de toros (con la indiscutible carga de violencia y sangre que contienen) a media tarde, justo cuando se sitúan los índices más altos de audiencia infantil.

La hipocresía del mundo taurino es tan grande y tan respaldada por las empresas de comunicación que apenas una revista de escasa tirada (Artículo 20) se ha dignado criticar un hecho verdaderamente vergonzoso.

Y es que desde la aparición de "El Juli" hasta su reciente cogida nadie de esos llamados "periodistas" o "tertulianos" ha criticado el hecho de su minoría de edad. Es decir, que a una persona que no se la considera responsable de sus actos para ir a prisión, para votar, para independizarse de su padres, para trabajar, etc. sí se la permite jugarse la vida para "divertir" a una horda de energúmenos sedientos de sangre, verdaderos responsables de su hipotética muerte en los ruedos.

Que el toro es la víctima lo hemos dicho muchas veces, pero no es la única en este juego macabro en el que el dinero prima sobre la integridad física y ética de sus participantes.

PAREMOS LA SINRAZÓN
ABOLICIÓN DE LA TAUROMAQUIA

http://usuarios.lycos.es/amoryrabia/panfl_taurinas.html