En Coria, un pueblo de Cáceres, se celebra por San Juan una fiesta que consiste en soltar un toro por las calles del municipio mientras los vecinos le arrojan dardos desde los balcones, tantos que el animal queda cubierto de ellos. Estos dardos son fabricados por monjitas para que el populacho se divierta a costa del sufrimiento de un ser inocente cuyo único delito es haber nacido toro. Al final de la fiesta, se remata al animal de un tiro. Ésta es
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